sábado, 21 de noviembre de 2015

Mi cama y sus historias

Si nunca te has visto dormido, ocupando la cama entera y casi tirándome de ella, soltando pequeños ronquidos en medio de la noche, con tu cuerpo buscando algo de aire porque soy incapaz de dormir destapada. Si nunca has visto lo que es tu brazo buscando mi cuerpo, tus tembleques cuando te quito la manta porque acostumbro a tenerla siempre para mi, mi cuerpo buscando el calor del tuyo, las maniobras para darme la vuelta y no despertarte o cuando simplemente te miraba y divagaba sobre tus sueños. Si no te has visto sonreír, no podrás entenderme.
Nunca te responderé a tus "¿qué?" cuando me quedo mirándote. Magia lo llaman. Absurdo. Es que tengo tantas cosas que no sé decirte que no encuentro un modo mejor de expresarlo que no decir nada y quedarme en silencio. Ojala algún día entiendas que mi manera de demostrar felicidad es mirar a los ojos sin temor a que me devuelvan la mirada.

Quiero aclarar algo, no estoy cayendo en el error de idealizarte, porque sé qué fallos tienes, y sé que la mayoría no se puede corregir. Estoy comprendiendo que se puede aprender de ellos, igual que yo aprendo de los míos. Estoy descubriendo que la timidez no me lleva a ninguna parte, que tomar la iniciativa no es malo, que sonreír es muy fácil, que la confianza se gana, cuesta horrores y da mucho asco, que no puedo pretender conocer a una persona si no me conozco yo primero, que es posible ser positivo en un mundo con tonos tan grises, y que me aterra quererte.
Siempre intento poner mi mejor cara de dolida e indiferencia o de enfado cuando intentas molestarme con un comentario, y sin embargo al final acabo no sé como pegada a ti riendo a carcajadas. Sigo intentando ser interesante para ti porque me he propuesto no aburrirte, quiero que mis padres y mi hermana vean en ti lo que veo yo y así dejar de sentirme tan incomprendida porque a veces ni sé ya lo que siento.
No quiero agobiarte, pero para mi ha sido siempre todo tan rápido que no conozco otra cosa, eso tendrás que perdonármelo. También que sea una angustias con todo, y un poquito llorona, que sea a veces tan pesadísima que hasta yo me doy cuenta.
Pero supongo que si no te has ido ya será que no soy tan mala como me decían.
Y si, te seguiré diciendo que tienes una sonrisa increíble, y unos ojos... En fin, realmente sabes todo lo que te quiero decir, te lo hayas creído ya o no, pero yo seguiré haciéndolo, y eso tendrás que perdonármelo también.



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