lunes, 16 de noviembre de 2015

El amor romántico y sus mitos

Publicación en: Tu Manifesto (Facebook)

Antes de comenzar, querría decir que soy una gran defensora del amor, los detalles bonitos y las cursilerías, pero comienzo a asustarme, porque parece que el amor que nos intentan vender no es tan verdadero como nos lo pintan. Hablo siempre desde mi opinión personal y mi experiencia, y si te sientes identificada/o con este texto, lo siento. Y eso es lo que vengo a reivindicar, más amor de verdad y menos cuentos.
Estoy harta de la maldad del mundo, de su aire viciado y su olor a cigarrillo, de sus barrios podridos y de los fantasmas de su gente (esas que, mas que personas, son bichos asquerosos con un disfraz de carne, como dijo Kafka).
Últimamente la maldad y la guerra le ganan terreno a la felicidad. Los inviernos son cada vez más largos, y las golondrinas ya no volverán a poner sus nidos en los balcones, porque la primavera pasada ahogaron a todos sus pollitos. Ese pobre artista trágico ahora se gana la vida robando, cuando no va drogado o borracho. Los niños ya no tienen inocencia, se la arrebatan nada mas nacer. Los jóvenes ya no se enamoran, porque el amor ahora se esconde en las alcantarillas, asustado por las bocas que lo nombran. Ahora se poseen, se anulan, y nace el mito del amor romántico y sus medias naranjas. Cuántas veces nos habrán vendido un futuro perfecto, ese “para siempre” que deseas oír salir de su boca, que hace que nuestro presente deje de ser ese regalo del que pocos disfrutamos, y pase a convertirse en un momento anulado por ese futuro no tan nítido ni tan inmediato como quisiéramos. Cuántas veces por esto mismo nos hemos visto anulados de nuestro propio ser porque en tu cabeza solo existe espacio para esa persona. Es como que tu corazón nació sólo para acoger a esa persona tan especial que te promete que el futuro cambiará, que todo estará bien y que el mal no existe si estáis juntos. Tantísimos “eres mío”, “mi pareja es mi vida”, “no soy nada sin él/ella”… Demasiada idealización y cuento hay hay metido. No pertenecemos ni nos pertenecen, porque podrías poseer aquello que conoces, y si alguien cree que se conoce, o que conoce a alguien, que haga un juicio de valores y me critique, porque nunca he llegado a entenderlo. He aquí mi duda, ¿idealización puede ser sinónimo de infelicidad? ¿Cuando esperamos demasiado y nos defraudan, te duele o aprendes?
En otro orden de cosas y siguiendo este razonamiento, ¿qué somos? Para la persona, poseedor o poseído, solo una armadura que destrozar, como diría una buena amiga, tan solo un cuerpo vacío, un simple objeto para hacer feliz al otro, cuando esta felicidad normalmente es inalcanzable, produciendo una desvirtuación del ser, convirtiendo al poseedor en un monstruo (sin autoestima, con ansias de poder, que en es se basa la posesión) que se come a este ser hueco, ente, por llamarlo de alguna manera. Por tanto olvidate de tu orgullo, que será el ser amado el que siempre tenga la razón, vaya a ser que lo pierdas. Y aquí viene la perlita, la frase estrella: “Pero, si te hace daño, ¿qué haces con él/ella? ¿Acaso no lo ves?”. Queridos lectores, no somos estúpidos, claro que lo vemos, pero llega un momento que es tal la abstracción y la necesidad que te llega a dar igual (habla, por desgracia o por fortuna, la voz de la experiencia). Pondré un ejemplo para ilustrarlo: imaginaos que vuestra vida pudiera esquematizarse con fotos en una pizarra: aparecerían tus amigos, tus hobis, tu familia, tu mascota… Y tu, en todo el centro, que es quien importa. Pues bien, a medida que este proceso avanza, hablando de relaciones tóxicas idealizadas por la idea del amor romántico, esa persona que ocupa todo tu tiempo va cogiendo esas fotos y rompiéndolas una por una, a veces te das cuenta, otras no, y al final eres tu mismo quien rompe las fotos, ¿no parece irónico? Te obliga, de alguna manera a quererle, te convence de que entiende tu sufrimiento, te promete que terminará con todos los monstruos del mundo, con el hambre y las guerras también, el único requisito es que no te vayas, nunca.
Chirriante. Acabas de firmar tu sentencia de muerte.
Y llegamos, para mi, al peor bulo, mito o cuento sobre el amor romántico: las medias naranjas. Pensemos un poco, si ya de por si es complicado soportarse a uno mismo en un buen día y mas aún en uno malo, ¿porque tenemos que nacer pensando que somos la mitad de un todo que se fragmentó y perdió, y que nuestra vocación debe ser intentar encontrarla y unirnos para completarlo? ¿Qué locura es esa? Si cada persona es un mundo, y cuando dos mundos se unen, se destrozan para crear algo nuevo. No me habléis de mitades, que suficiente tenemos ya con los fragmentos que vamos perdiendo por el camino.
Menos mal que hemos conseguido curarnos.

Y el amor llegó, e hizo que la maldad y la guerra se acostaran con la paz. Los inviernos aún siguen siendo largos, pero ya no nieva en los picos de la montaña. Nuestro artista ahora es un pobre enamorado, y Cupido dispara a sus anchas, a ver si hay suerte esta vez. Los niños siguen buscando su inocencia, pero al menos llegan al mundo llorando porque es el sentimiento más puro y sincero que existe, y qué mejor que sentir intensamente. El amor sigue confuso, porque ahora se comparte, se tira, o arde en una sola noche, porque el amor es correr en sentido contrario a tus cicatrices. Joder, ahora merece la pena vivir, y lo haría solo por verte pasar por mi cama.
Eso es para mi el amor. Esto es lo que me hace sentir. Cura mis inviernos y amansa mis primaveras y sus tormentas, llevándose consigo mis miedos. Ahora el artista soy yo, y me enamoré de la vida, aunque aún me dura la resaca. 

domingo, 1 de noviembre de 2015

Por culpa de la poesía

Septiembre y sus finales nos traerá nuestros principios. Eso diría un poeta, y seguramente solo él lo entendería.
La poesía es solo una enorme mentira, pero qué bonita es. La lluvia te hace sentir aquello que parecía dormido, ¿acaso no es eso más poesía que la propia poesía?
Solo quiero ser lo que te escribo, lo que quiero decir sin decirlo (que es, corazón cobarde, que quiero que alguien llegue a sentir como yo lo hago, de la manera más pura y más bonita que conozco, con lágrimas en los ojos, muchos mocos y una sonrisa estúpida en la cara, porque así es como quieren los niños pequeños, sin prejuicios y con todo su corazón). Que me quieran de verdad, a pesar del frío y la lluvia y más allá de lo que dejo ver de mi.
Volver a confiar en alguien es aterrador, sobretodo en un periodo tan corto de tiempo, pero no es culpa mía, lo juro, es que a mi corazón le vuelven loco los ojos bonitos como los tuyos, los más sinceros que ha visto en mucho tiempo, y no tiene nada mejor que hacer que salir corriendo detrás de ellos, siempre intentando agradarles, y dejarme aquí con un hueco tan grande que no sé ni que hacer con el.

Ahí fuera esta tronando, y parece que algo se ha roto aquí también. He recuperado a mi musa.

Sé que eres causa y efecto, que apagas y enciendes la llama cuando te da la gana, y eso cariño, quema el doble. En realidad todavía no sé quien eres, pero cuando vuelvas a casa, piel con piel, mente con mente, escarbando en ti profundamente, como se descubren los diamantes, voy a intentar averiguarlo. Quiero que no te arrepientas de mi, y en definitiva, quiero ser algo más que una silla ocupada en una clase enorme donde nadie se entera de nada (y sé que odias que piense así, pero con los tiempos que corren, no hay forma de cambiarlo).
Sigo sin entender el por qué de este miedo que tengo a que te vayas y te lleves contigo todo lo que doy y te daría si me dejases. El cielo es algo parecido al olor de tu tabaco desde que llegaste.



domingo, 25 de octubre de 2015

Cuando lo lea, sabrá que de quien hablo es de él, así que gracias.

Si, he estado pensando: vivimos sin futuro.
Eso es lo sorprendente: con las narices apretujadas contra una puerta cerrada. Pero, ¿sabes qué? Creo que vivimos demasiado preocupados, siempre estresados por lo que será o no, por lo que vendrá o se ira.
Qué manera mas tonta de sufrir, ¿no? Yo creo que es más fácil que eso, la mejor manera de predecir el futuro es crearlo: ser feliz cuando te pilla lloviendo en la calle sin paraguas y acabar empapada hasta las bragas, llorar muchísimo para limpiarte por dentro, pero lo más importante es sentir intensamente, que no te vayas sin haber querido de verdad o sin llorar de risa porque tu amigo se caiga en la calle.
Desde que llegaste... Eso es lo que siento, que el corazón se me sale, y quiero decirte tantísimas cosas que acabarías queriendo huir de mi para no escucharme mas.

Me dice que soy preciosa, y juro que lo niego siempre solo para que vuelva a decírmelo, porque de verdad que no me cansaría de escucharlo.

Pero es el silencio antes de una frase o la palabra decisiva, la mirada antes de comerte a mordiscos o a besos, o los dos a la vez, que te sientas cómodo en mi cama e incluso pongas los pies en la pared, (como en tu casa, vaya), que tu pecho sea mi almohada perfecta, que esté en mi casa en chándal, o en bragas, con un moño y sin maquillar, y que aún así no salgas corriendo, sino que te quedes mirándome, como si todo fuera natural...
Eso es lo que a mi me hace feliz, que pueda ser la niña que soy realmente pero contigo, y de verdad, te lo prometo, no podría ser más feliz de lo que lo soy ahora.

Así que gracias, por ser mi inspiración y mi mayor dolor de cabeza, por regañarme cuando tengo un mal día y abrazarme tan fuerte que me taladres hasta el alma. No te haces una idea del bien que me haces, y creo que nunca podré devolverte la felicidad que me has traído.

Cuando leas esto, estoy segura que sabrás que va dirigido para ti, así que ojalá te sonrojes como lo hago yo, y tengas tantas ganas de verme como las que tengo yo de verte a ti.

domingo, 18 de octubre de 2015

No somos el espacio que ocupamos.

No somos un cuerpo, ni una talla. No somos los kilos de más ni de menos. No somos nuestros vicios, ni los mal tratadores, ni los maltratados. Tampoco un mal día, y menos aún, uno bueno. No me definen las palabras, ni las tuyas ni las mías, y tampoco los ojos que me ven. No soy tu chica, ni tu niña, ni tu nada. (Vaya, ni la tuya ni la mía). No somos nuestros miedos, cariño, ni nuestras marcas, somos lo que callamos y demostramos ser.
Prefiero ser LA sonrisa. Quiero decir, ese.. impulso que te lleva a abrazar a una persona, o la curiosidad por la que te giras para mirar a alguien (el culo, la vida, que mas da). Quiero ser una sonrisa reflejada en mil espejos, que aunque se rompan, porque siempre se rompen, siga quedando algo bonito de mi. Quiero que cada persona que me conozca se quede con algo mio (mi colonia, o un cachito de mi corazón, que para eso lo tenemos).
Querría ser una foto de la sonrisa con la que me levanto después de soñar contigo. Esa sonrisa, congelada en el tiempo. Así querría que me definieran.
¿Espectadores? El consuelo de los tontos. No me cansaré de decir que cambiamos, y sin embargo, dejamos que otros sean los dueños de nuestras vidas. Y nosotros dentro, mirando, arañando cada nervio, cada segundo de tu vida creyendo que la controlas cuando es ella la que te controla a ti. Menudo mundo de locos.
Lluvia, la puñetera tormenta que te cala hasta los pies, eso seremos.

Aquí fuera sigue lloviendo y haciendo frío. Las nubes van y vuelven. El sol a veces calienta y otras desaparece. Y tu estas aquí, aún no sé donde, pero conmigo, y la vida es un poquito mejor desde entonces.

martes, 13 de octubre de 2015

Lo imposible, a veces, también es necesario.

Querría saber hacer poesía, y así describirte, describirme, lo que sea que ahora ha ocupado el vacío, aunque sea imposible.
"No cambies nunca, te dije una vez, y lo he pensado miles. No cambies, que a mi ya me has cambiado para bien y para siempre. Que haces de mi la mejor versión de alguien que solo quería ser feliz y ahora lo es en los encuentros y en las esperas."
Sigo pensando que es injusto despertar sin ti. Que todos los lunes son raros, huelen a martes si no vienes. De tanto hacerme reír acabarás con mi prestigio de exsuicida. El mundo tolera dictadores, pero no poetas felices.
A veces no entiendo nada del mundo alrededor. Se creen gigantes los enanos y los payasos te dan ganas de llorar. Y eso que haces con las pestañas que me huracana la sangre, eso que haces sin querer y borra vientos, eso tampoco lo entiendo.
Estaba llena de curvas por fuera y de precipicios por dentro. Cuando no estas, dejas un vacío en el que cabe todo lo demás y sobra espacio. Soy solo la mitad de la mitad de la mitad de alguien que supo ser feliz enteramente, lo demás anda buscando mi sombra, pero no la encuentra. Se fue pegada a tu espalda. No la culpo, solo le tengo envidia.
No te equivoques, sigo creciendo, pero aún no sé escribir sobre la felicidad, ni confiar en nadie que no sea yo. Es culpa de este corazón, o parte de él, que se vuelve loco cuando lo nombran.

sábado, 10 de octubre de 2015

Lluvia, truenos... Primavera

Sé el miedo que da abrirse. Sé el miedo que da pensar que con un par de palabras pueden robar tu corazón, y que pueden desarmarte con solo una mirada.
Sé lo que es que tus palabras se queden atrapadas en tu garganta porque tienen miedo a sonar tan reales que te asusten.
Todo el mundo se merece a alguien que le cale tan hondo como su canción favorita.
¿Soy yo quién nace o quién tiembla? ¿Quién espera o quién duerme? Hablo, y la luz avanza. Las estrellas se apagan. Ah, ya no me veo.
Somos globos llenos de sentimientos en un mundo de alfileres.

Algo que todavía no entiendo es esta necesidad de escribirte y de explicar por qué mi corazón se salta un latido cada vez que me miras.
Dicen que cada persona en un mundo, con sus cositas y sus manías, con mas cosas malas que buenas, y yo solo pienso en recorrerlo lunar por lunar hasta aprendérmelos.
Quiero disfrutar de tus ruinas y derrumbarlas después, que seas la mano firme que me enseñe a quererme por encima de ti y que me sujete cuando no pueda mas. Querría saber explicar esto que necesito gritar a viva voz y no puedo. Puñeteros poetas.
Quiero que seas un mundo en blanco, como yo, siempre nuevo en todas partes, siempre expectante, cambiando. Que seas como eres, pero no mejor, que si me pierdo no sabré encontrarme.

Vuelve el miedo. Sigo en blanco. Es todo tan... bonito, raro. ¿Y mi musa?

Mariposas convertidas en fuegos artificiales, dinamita, con la mecha encendida. Es... ¿Cómo explicarlo sin caer en el error de intentar describirte? (porque, sinceramente, no puedo). Sería algo así como una mirada llena de vida, unos ojos que llevan encima todo lo que el alma olvida y se llevan todo consigo. Te devastan, te duelen, te conocen. Tu espejo. Si te vieses como te veo yo...


domingo, 4 de octubre de 2015

Fluir

El que no lo haya sentido nunca no podrá entenderlo. Es como que se te eriza el corazón: te duele pero vuelves a por mas. Eso sería el amor: una puñalada que te hace cosquillas. Aunque no tiene sentido intentar materializar algo que ni tus latidos, ni tu sudor, ni tus gemidos pueden explicar.
Solía tener la manía de decir te quiero, siempre antes de tiempo y en cualquier lugar. Tal vez siga siendo así. Tenia las piernas infinitas, siempre abiertas a las visitas, y unos labios sellados que no se dejaban besar. Tenia un corazón blindado, un cuerpo demasiado usado y un corazón que tartamudeaba por un amor sin estrenar.
Siempre fui la tercera de alguna otra mitad extraviada, e incluso de mi misma, porque antes estaban los demás. 
Huir, hasta que no me reconocieses y me fallasen las piernas, hasta quedarme sin ganas y sin ideas. Esa era yo. Y quien dice huir, dice correrse, porque el sexo sin amor también existe.
¿Será la manía que tenemos de intentar llenarnos con los demás lo que nos hace tan infelices? ¿O tal vez sea el repartir pedazos de nosotros para reconstruir puzles a los que les faltan mil piezas? 
Es la historia del sol y la luna, siempre corriendo, siempre por detrás, siempre infelices, hasta que llegaba el eclipse. Y fluían, y eran uno hasta volverse a encontrar.
Es terrorífico, porque esta vez no quiero fallar, pero ¿cómo unir dos mundo sin que se destrocen mutuamente?
Esta vez me da igual, destruyeme y permíteme reconstruirte. Déjame equivocarme y enamorarme, que nunca me había querido tanto.