Llegará el día que no tenga miedo a abrir los ojos dentro del mar de oscuridad en el que me zambullo cada vez que respiro. Será ese día en el que cuando me mires y me vea reflejada en ti, no tendré miedo de que me descubras, y será solo un día cualquiera en el que salte por todas partes y sonría, sin ninguna objeción. Ojala me quieras libre, que la luna me sabe a poco.
Ojala un día te rías contándome que no has dormido en toda la noche porque has estado pendiente de que no me falten besos, para sonreír incluso dormida, porque eso significará que no he dormido sola, que me has protegido de los monstruos y las brujas, que estoy a salvo de mi, de ti y del mundo.
Ojala un día me digas que no te doy miedo, que todos tenemos días malos. Y entonces me miras, y me dices que los ojos tristes son más sinceros y bonitos que unos que nunca han visto llorar.
Sería gratificante saber que puedo llorar y gritar y que no saldrás corriendo, sino que te quedarás conmigo y simplemente me mirarás, como sé que lo haces cuando crees que no me doy cuenta, y me calmarás. Entonces el mundo volverá a girar para tener sentido, porque tu giras con él.
Quiero ser feliz conmigo misma. Quiero vivir, no puede ser tan difícil.
Una pena que sea mentira, una ilusión lejana de esperanza. Mas divagaciones.
sábado, 29 de agosto de 2015
miércoles, 26 de agosto de 2015
Llorar hasta secarnos, reírnos hasta volver a mojarnos por dentro.
La parodia de como recibir sin merecer. La ironía de estar rota y querer arreglarlo todo.
Parece triste, pero es peor.
Vivir engañando a tus seres queridos, con una sonrisa de oreja a oreja permanente, y ahogar a tu almohada en lágrimas cuando te quedas sola. Intentar expresarlo, y contenerte por miedo a que sea contagioso.
Que te coma por dentro... Que te desgarre como un perro hambriento, y aún así levantarse, mirarte al espejo cada mañana y decir: "un día mas y aquí sigo, yo gano".
Este sentimiento de soledad absoluta que te hace creer que de verdad nadie podrá querer lo que hay dentro de ti porque es todo fachada. Realmente todo esta en ruinas.
Mirar y ver sonrisas vividas y preciosas, y llegar a sentir envidia de ellas, porque esa es tu máxima aspiración: sonreír, y que no sea por compromiso. Creer que no puedes querer porque tienes el corazón tan podrido que ni los gusanos podrían vivir ahí. Llorar hasta quedarte sin tus demonios interiores.
¿Qué te queda, cuando ni si quiera te tienes a ti mismo? ¿Cómo hacer que esos gusanos se conviertan en mariposas? Y mas importante aun, ¿cómo hacer que sobrevivan a tu invierno?
A pesar de la hipotermia, quiero diciembres contigo.
Parece triste, pero es peor.
Vivir engañando a tus seres queridos, con una sonrisa de oreja a oreja permanente, y ahogar a tu almohada en lágrimas cuando te quedas sola. Intentar expresarlo, y contenerte por miedo a que sea contagioso.
Que te coma por dentro... Que te desgarre como un perro hambriento, y aún así levantarse, mirarte al espejo cada mañana y decir: "un día mas y aquí sigo, yo gano".
Este sentimiento de soledad absoluta que te hace creer que de verdad nadie podrá querer lo que hay dentro de ti porque es todo fachada. Realmente todo esta en ruinas.
Mirar y ver sonrisas vividas y preciosas, y llegar a sentir envidia de ellas, porque esa es tu máxima aspiración: sonreír, y que no sea por compromiso. Creer que no puedes querer porque tienes el corazón tan podrido que ni los gusanos podrían vivir ahí. Llorar hasta quedarte sin tus demonios interiores.
¿Qué te queda, cuando ni si quiera te tienes a ti mismo? ¿Cómo hacer que esos gusanos se conviertan en mariposas? Y mas importante aun, ¿cómo hacer que sobrevivan a tu invierno?
A pesar de la hipotermia, quiero diciembres contigo.
lunes, 29 de junio de 2015
Miedo
A veces, te das cuenta de que todo el mundo cree saber quien eres, y ese saber implica una posesión de secretos y recuerdos que, a la larga, te destrozan. A veces, ves complicidad, escuchas palabras de cariño. A veces te mienten, Te mientes. Te destrozas.
Y tu, como un camaleón, te adaptas, cambias según quieras o te convenga ser. Y al final, nadie sabe nada de ti, y tampoco les importa. Solo eres un eslabón más de la cadena trófica. Solo eres una mísera serpiente, que se arrastra, respira, traga y calla.
¿A quién vas a importarle, si incluso las palabras de amor se te atragantan?
Y es extraño, porque cuanto más sabes de ti, más te asustas. Y te preguntas, ¿qué es mejor, estar vacía, o que lo que esté dentro de ti dé miedo? Es decir, ¿qué es mejor, llegar a no sentir nada en absoluto para no hacerte daño, o sentir para no hacer daño?
¿Por qué dejo que me influyas tanto? ¿por qué te dejé escarbar tan hondo? ¿Por qué me rompiste?
Preguntas eternas. Respuesta: ninguna.
Lo curioso de todo esto, es que tal vez me guste, porque el hecho de preocuparme implica que tiene que haber algo ahí dentro. Es posible que no te haya perdonado, y que te odie, y que me culpe a mi misma por sentir esto, pero maduré. Sé que soy una persona, y no un monstruo. Sé que estos no viven debajo de tu cama, ni en el fondo del armario, sino que, tal vez, los creamos para no estar solos cuando todo está a oscuras. Porque es mejor creer que hay algo, que saber que estas completamente solo. Vacio.
Y que peor sensación, que creer que si alguien te conoce, pueda ser arrastrado al sin sentido que es tu vida, y que se lo lleve como la corriente de un rio desbordado en primavera, alejándolo... hasta perderlo.
Este es mi miedo, si te pierdo a ti, ¿qué me queda, aparte de mis preguntas sin respuesta, te quieros vacíos?
Si, suena tan tonto como parece. Serán solo divagaciones.
Y tu, como un camaleón, te adaptas, cambias según quieras o te convenga ser. Y al final, nadie sabe nada de ti, y tampoco les importa. Solo eres un eslabón más de la cadena trófica. Solo eres una mísera serpiente, que se arrastra, respira, traga y calla.
¿A quién vas a importarle, si incluso las palabras de amor se te atragantan?
Y es extraño, porque cuanto más sabes de ti, más te asustas. Y te preguntas, ¿qué es mejor, estar vacía, o que lo que esté dentro de ti dé miedo? Es decir, ¿qué es mejor, llegar a no sentir nada en absoluto para no hacerte daño, o sentir para no hacer daño?
¿Por qué dejo que me influyas tanto? ¿por qué te dejé escarbar tan hondo? ¿Por qué me rompiste?
Preguntas eternas. Respuesta: ninguna.
Lo curioso de todo esto, es que tal vez me guste, porque el hecho de preocuparme implica que tiene que haber algo ahí dentro. Es posible que no te haya perdonado, y que te odie, y que me culpe a mi misma por sentir esto, pero maduré. Sé que soy una persona, y no un monstruo. Sé que estos no viven debajo de tu cama, ni en el fondo del armario, sino que, tal vez, los creamos para no estar solos cuando todo está a oscuras. Porque es mejor creer que hay algo, que saber que estas completamente solo. Vacio.
Y que peor sensación, que creer que si alguien te conoce, pueda ser arrastrado al sin sentido que es tu vida, y que se lo lleve como la corriente de un rio desbordado en primavera, alejándolo... hasta perderlo.
Este es mi miedo, si te pierdo a ti, ¿qué me queda, aparte de mis preguntas sin respuesta, te quieros vacíos?
Si, suena tan tonto como parece. Serán solo divagaciones.
domingo, 7 de junio de 2015
"Soy la canción más triste de toda la historia".
"Mi bandera blanca es mi piel desnuda, y hace tiempo que no paso frío. Quien me conoce sabe que no es fácil hacerlo, por eso, los pocos que lo consiguen se quedan para siempre. Del mismo modo, tengo que confesarte que te he olvidado, que aquí ya hace tiempo que es primavera, aunque haya días de lluvias torrenciales - y quién lo diría, amor, con esta vida que llevo tan llena de tropiezos."
Una vez el tiempo se paró por nosotros, ahora es todo cuesta abajo, es una caída empinada y sin frenos, y, en el fondo, sólo puntiagudas piedras riéndose de ti al ver como poco a poco te desintegras,
te destrozas,
y ardes.
Para cuando llegas abajo, eres únicamente un despojo humano, como quien es destrozado por palabras crueles de una mujer despechada, o por miradas hostiles de aquellos que te miran al pasar. Como quien fue abandonado por su musa, con una nota de despedida en la almohada tras darte la noche de tu vida.
La oscuridad, entonces, pasa a reordenar los mueble de tu dormitorio, y tus ojos comienzan a olvidar la luz. Y vives allí, en aquella esquina, junto las arañas y las pesadillas, mientras eres barrido como polvo por el tiempo. A veces te permites creer, en lo que sea, pero, por miedo, vuelves a cerrar los ojos, y dejas que los monstruos de tu oscuridad se ceben contigo.
Si las personas fuesen edificios en construcción, yo me derrumbé, ya no recuerdo cuando. Hay escombros. Muchos escombros. Soy la canción más triste de toda la historia.
Pero de todo se sale, o eso dicen. Queda aún la posibilidad de incorporar ese dolor en ti, y hacerlo tuyo, y convertirlo en flor. Pero aquello que nace del dolor es débil, e incluso la flor más bonita se marchita con el paso de un huracán, que es la vida.
¿Deberíamos enseñar, entonces, a vivir para sufrir, o vivir con el único propósito de sobrevivir?
Ambos igual de deprimentes.
¿Por qué no solo vivir por vivir? Que la vida puede ser amarga y dulces, puede ser sonrisa o tristeza, pero desde luego, si no hubiera altibajos, significaría que estas muerto. Muerto en vida. Qué muerte tan cruel.
Serlo todo, sin aguantar el peso de nada, caminar descalzos por la vida como si esta no fuera a derrumbarte nada mas le des la espalda. Dejar de buscar tu media naranja para comenzar a besar sapos, y con suerte, llegar a darte cuenta de que ninguno de ellos llegará ser un príncipe, y que, de serlo, solo conocería esa vida encharcada, sucia y repulsiva.
Para dejar de ser solo una canción triste, y llegar a convertirte en la canción más bonita, y más triste, que jamás habría escuchado.
Una vez el tiempo se paró por nosotros, ahora es todo cuesta abajo, es una caída empinada y sin frenos, y, en el fondo, sólo puntiagudas piedras riéndose de ti al ver como poco a poco te desintegras,
te destrozas,
y ardes.
Para cuando llegas abajo, eres únicamente un despojo humano, como quien es destrozado por palabras crueles de una mujer despechada, o por miradas hostiles de aquellos que te miran al pasar. Como quien fue abandonado por su musa, con una nota de despedida en la almohada tras darte la noche de tu vida.
La oscuridad, entonces, pasa a reordenar los mueble de tu dormitorio, y tus ojos comienzan a olvidar la luz. Y vives allí, en aquella esquina, junto las arañas y las pesadillas, mientras eres barrido como polvo por el tiempo. A veces te permites creer, en lo que sea, pero, por miedo, vuelves a cerrar los ojos, y dejas que los monstruos de tu oscuridad se ceben contigo.
Si las personas fuesen edificios en construcción, yo me derrumbé, ya no recuerdo cuando. Hay escombros. Muchos escombros. Soy la canción más triste de toda la historia.
Pero de todo se sale, o eso dicen. Queda aún la posibilidad de incorporar ese dolor en ti, y hacerlo tuyo, y convertirlo en flor. Pero aquello que nace del dolor es débil, e incluso la flor más bonita se marchita con el paso de un huracán, que es la vida.
¿Deberíamos enseñar, entonces, a vivir para sufrir, o vivir con el único propósito de sobrevivir?
Ambos igual de deprimentes.
¿Por qué no solo vivir por vivir? Que la vida puede ser amarga y dulces, puede ser sonrisa o tristeza, pero desde luego, si no hubiera altibajos, significaría que estas muerto. Muerto en vida. Qué muerte tan cruel.
Serlo todo, sin aguantar el peso de nada, caminar descalzos por la vida como si esta no fuera a derrumbarte nada mas le des la espalda. Dejar de buscar tu media naranja para comenzar a besar sapos, y con suerte, llegar a darte cuenta de que ninguno de ellos llegará ser un príncipe, y que, de serlo, solo conocería esa vida encharcada, sucia y repulsiva.
Para dejar de ser solo una canción triste, y llegar a convertirte en la canción más bonita, y más triste, que jamás habría escuchado.
miércoles, 20 de mayo de 2015
Diminuta, como el punto de la i
Yo, que siempre pestañeo cuando pasan estrellas fugaces, que lloro viendo anochecer en el mar, que tengo el corazón en dos por cuatro y un silencio entre los labios; que temo mas a la oscuridad que a los monstruos que hay en ella, y en mi, que no pertenezco a ningún lugar porque abandoné mi casa para cohabitar con mi existencia y debo mil facturas; que no confío en quien me quiere, por no salir de mi rutina. Yo, que curo al alcohol con mis heridas, que nunca aprendí a ser feliz más allá de mi misma, que me resulta imposible mirar a otros ojos mas de tres segundos porque me aterra ser descubierta. Yo, que no sé mentir, pero desconozco cuando digo la verdad. Que echo de menos mi futuro, y así con todo, que soy tan minúscula como el punto de la i y prescindible como una exclamación de apertura, que te quiero más, pero siempre después de ti. (Yo, que buscaba respuestas, cuando descubrí que tenia todas las preguntas).
Soy como aquel náufrago, que confundió las nubes del horizonte con la tierra firma, y creyó ver amor en aquellos ojos repletos de pestañas arqueadas. Y no eran más que nubes.
Soy aquella que puede darte todo, mi tiempo, mi pasado y mi futuro, y no me arrepentiré. Pero eso nunca basta, del mismo modo que no me basta que me des todo lo que puedas darme, porque solo en la aritmética el dos nace del uno más uno.
Tú, que siempre fuiste mi espejo, que para verme, tenía que mirarte y perderme en ti, y dejar que me engulleras el alma como si de una pesadilla se tratase. Ahora estoy ante ese espejo, interrogándonos cada uno a nosotros mismos, ya no mirándonos entre nosotros, ya no desnudos para el otro.
Ya no te amo, mi amor, como dijo Cortazar.
Siento haberte decepcionado, por no esperar nada de mi misma, por no tener un proyecto de futuro, y por no poder serlo, por no poder cuidar ni de ti, ni de mi, por romperme en pedazos a cada paso que doy, por regalar mi corazón a cualquiera que lo quiera, para después estampárlo contra la pared más cercana, y devolvérmelo con una sonrisa torcida y un "lo siento" entre los labios. Por creer en verdades precarias, y dejar mis promesas a medias, por ser una niña triste, y ser feliz mientras lo soy, por tener el alma medio marchita y pensar que estamos solos en el mundo.
Pero cariño, yo soy la que va siempre en bragas, que se sabe las canciones de memoria y las baila como si la vida me fuese en ello, a viva voz. Que no tengo vergüenza a mostrarme como soy, que soy feliz con detalles tan estúpidos como un "buenos días" de un amigo. Que doy mi corazón a quien se lo merece, que no juzgo, aunque si sea juzgada. Que vivo y dejo vivir, que sonrío cuando puedo y lloro por los dos. Que me preocupo por los demás más que de mí misma. Que soy feliz, cuando otros lo son por mi.
Soy yo, hasta mis últimas consecuencias, y lo siento.
lunes, 18 de mayo de 2015
Mis pequeños demonios
No estoy segura de querer que me recuerdes, o de querer recordarte. Lo único que sé es que no me recuerdo antes de ti. Dejó de existir un antes, para existir un ahora, pura decadencia en espiral, días y días que pasan tan rápido que por pasar, ni los veo, y yo estoy ahí, en medio de la corriente, pero no esa corriente que tanto describe Nietzsche, a mi no me arrastra, pero noto cada uno de los segundos que se escapan de mi mano, pasando por mis dedos, y que simplemente acaban cayendo en el olvido.
Triste y puñetero karma, creo que cada día nos entendemos mejor. Tan cruel, tan calculador.. cada día me gustas más.
Es triste darse cuenta de que, cuando caes en las garras del amor, no entiendes el significado de las canciones, sino todo lo contrario, los mitos se caen como pesadas piedras sobre tu pecho, oprimiéndote, angustiándote, matando todas las mariposas que habían sobrevivido al inverno pasado, dándote una falsa sensación del calor que debería llenar todo tu ser, de la sensación de tener miles de hormigas caminando sobre tu estomago desnudo, y quedándote... totalmente vacío. Ese vacío aterrador, del que cuando te miras en él, este te devuelve la mirada, fría, desoladora; que te hace sentir totalmente solo en el mundo, como si solo existieras tu y tu más absoluta tristeza y añoranza. Tu, y tu miedo a que te conozcan y huyan, aterrados de lo que creen conocer de ti. Tu y tus demonios.
Pero no todo es tan malo, no se está realmente solo en la soledad, del mismo modo que no siempre te sientes acompañado cuando estas rodeado de persona, o de máscaras de estas. Por suerte, o por desgracia, te tienes a ti. Soy de los que opina que solo nos llegamos a conocer realmente cuando estamos solos, aislados, y no existen interferencias entre la persona y el pensamiento, y eres solo tu, cuerpo y lo que no sea cuerpo, en esa eterna lucha por no redimirse frente al otro, como si corazón y mente pudieran tomar caminos distinto, y aún así llegar a ser una misma cosa.
Ni tan racional, ni tan pasional, el hombre es un artista trágico que aprendió a escribir el guión que más le convenía. Aunque sea un hombre roto, un náufrago en medio de un mar enfadado consigo mismo que solo puede romperse en la orilla para volver a renacer.. ¿Qué será de ti, puñetero actor, en este mundo de locos?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)