martes, 15 de marzo de 2016

Una noche más

Eres como ahogarse, revivir, y vivir amando en el mar, como un invierno que se transforma en primavera. Y yo ya nos siento floreciendo.

Solían decirme que los mejores momentos son los comienzos, y estoy empezando a pensar que me mintieron. Me miro ahora, y mi yo del pasado no me creería si le contase lo que siento ahora. No sé tu, pero yo soy afortunada y feliz, porque descubrí que la piel del monstruo estaba hecha de flores. Y aún así, quise encontrar las espinas y tus pétalos para conocerte y quererte, y desde luego que los encontré, e igual que tú descubrí que no todo es flotar en nubes, que todo vaya bien y que no existan diferencias. Esas diferencias y lo que cada uno siente nos hace lo que somos, y si hemos conseguido conectar tan bien, no podemos ser tan malos.
Y bueno, ahora te quiero, mañana tal vez siga haciéndolo, y sigue siendo gracioso que me pregunten el por qué de cantar en la ducha o bailar delante del espejo, si no te han leído en braille en una habitación a oscuras o no me han escuchado reírme a carcajadas estando sola en mi cuarto.

Mi vida también fue una mancha negra en un lienzo en blanco, 
pero alguien me llevó al museo
y me llamó arte.
Quizá sólo se trate de encontrar a quien te sigue mirando cuando tu cierras los ojos.


sábado, 20 de febrero de 2016

Quiérela, y deja que se quiera

No necesitamos que nos digan lo guapas que estamos, o lo bien que nos queda la ropa o la luz sobre la piel desnuda, porque no lo hemos pedido. Tampoco que alaben nuestro pelo, ni que nos quieran recién levantadas y con ojeras, que para eso ya nos queremos nosotras.

Dile lo inteligente que es, lo bien que le queda una sonrisa en la cara.
Joder, dile lo contagiosa que es su sonrisa, que deje de creer en cuentos porque las mariposas no son de amor, sino de angustia. 
Explícale que no debe tenerle miedo al monstruo de debajo de la cama, sino al que le exige y le dice que la ama por encima de todo, incluso de ella misma.

Recuerdale lo valiente que es, que los precipicios no dan tanto vértigo si tiene gente que la quiera y la cuide. Y pregúntale también si su reflejo sigue haciéndole burlas, porque no sabe que cuanto más aprende, más bonita es.
No le dejes ser una princesa, porque seguro que no quiere dormir por 100 años en la torre más alta de un castillo custodiado por un dragón.
No le digas que necesita ser salvada por nadie. 

Demuéstrale que no son 3 cifras las que la describen, que llorar es humano y que no es más débil por hacerlo, que la vida no consiste en llegar a ser apta para alguien, sino en mirar atrás y estar orgullosa de tu pasado.

Dile que la quieres, porque no siempre lo sabe.

Quiérela, y deja que se quiera.


domingo, 7 de febrero de 2016

A las ovejas negras

Otra vez estoy aquí, escribiendo desde la comodidad de mi cuarto las cosas que soy incapaz de decir en voz alta.

Siempre he creído que ser diferente era algo bueno, que nos hacia mejores que el resto que son simples copias de una realidad que solo soñamos, y que por esto mismo somos privilegiados.
Nos enseñan que esto está bien, que nos merecemos ser mejores y únicos, que podemos hacer el mal aunque haya consecuencias, que el tiempo es oro y debemos estudiar y trabajar para que el rato que estés aquí merezca la pena. Nos dicen que debes ser productivo, que aspiras a servir para algo, o para alguien. Enseñan que el hombre es mejor que la mujer, que los ancianos han agotado su tiempo aquí y pueden ser olvidados en un asilo, que las niñas son débiles, que siempre exageramos y nunca es para tanto, que el sufrimiento no es verdadero si no te afecta a ti y que una tragedia solo es tragedia si sale por televisión.
Nos dicen que la moral y la humanidad existe.
Yo ya no me lo creo
No somos tan diferentes. Es cierto que existen cosas que nos separan, como una ideología o una injusticia, o incluso el mar es una barrera física que nos separa.
Si dejásemos de mirar fuera de nosotros y de pensar que somos el ombligo del mundo, llegaríamos a la conclusión que son más cosas las que nos unen que las que nos separan.
Cada uno tiene un concepto distinto de lo que es la vida, y por tanto cada uno gasta su tiempo en lo que cree que es su forma de estar en el mundo. Todos queremos, y cada uno lo hace a su manera: con la cabeza, con el corazón o con las entrañas. Todos y cada uno de nosotros somos capaces de desear la peor de las desdichas a quien nos hace daño y de echar de menos hasta que las mariposas del estómago se conviertan en angustia sin pasar por la fase de pupa.
Y tal vez nos divida nuestra biología y algunos tengan más suerte que otros. Tal vez algunos sigan en este sueño utópico donde uno es más que el otro, y no se den cuenta de que todos somos esclavos del mismo sistema y que somos ovejas del mismo rebaño.
Somos diferentemente iguales, pero por suerte existen las ovejas negras, y quiero agradeceros vuestra existencia porque me salvasteis la vida, porque yo también me sentía atrapada en un mundo que no consideraba mio y ahora soy un poco más libre.
Seguid siendo extraños, que eso es lo que mueve el mundo.

domingo, 17 de enero de 2016

Gato negro

Soy un cristal roto que refleja mala suerte para quien se mira en él, como un gato negro. Y quien dice cristal, dice pozo. Quien dice pozo, oscuridad. Nada.
Nunca me conoceré porque no dejo que nadie lo haga, porque la tristeza engulle y quema a quien la mira a los ojos, porque avance lo que avance siempre estará ahí. Nunca estamos solos, porque ella siempre vendrá contigo, cambies lo que cambies y hagas lo que hagas será fiel a tus ojos nublados por los recuerdos del pasado y los sueños de un futuro inalcanzable.
Os sorprendería lo lejos que se puede llegar desde el punto en el que dijiste que era tu final, los esfuerzos sobrehumanos que hacemos por salir del desengaño y abrir los ojos.
No sabéis lo difícil que es mirar cara a cara al sol y que este te devuelva nubes de tormenta.

Duele, duele muchísimo que la tristeza decida acampar en ti y regalarte unas ojeras infinitas, que tu pelo decida que debes parecer más león que persona, que tengas los ojos tristes de llorar y no poder vocalizar una sola palabra porque no será más bonita que el silencio.
Duele creer que sientes cerca a alguien que se encuentra a universos de ti. Ese alguien a quien tampoco conocerás, porque las tristezas se repelen.

Nunca podré quererme a mi misma como quiero a mi tristeza y a mi amor por los demás, tampoco sé si podré querer de verdad, pero lo estoy intentando.

No hay nada más bonito que la lluvia en un mundo roto, o el sol en un día frío cuando no puedes abrazar a la persona que te cala hasta los huesos.


viernes, 8 de enero de 2016

Recopilación

"El olvido es una disciplina sin geometría. El amor consiste en una cara donde quedarse a vivir, un dolor que no se va con aspirinas. Es un poema gris.
Ningún poema sirve para explicar el vacío que despedirse arroja sobre los muelles del mundo.
Eres demasiado como para abarcarte con palabras.

A veces no es que el mundo sea triste, sino que son mis ojos los que albergan la tristeza con que lo miro y que empapan todas las cosas que me rodean. Yo sé que la melancolía me pertenece, y que quizá nadie se de cuenta de ningún tipo de tristeza, pero lo que tengo claro es que el hecho de que sigas durmiendo tan lejos de mi es lo más triste que le ha pasado al amor en toda su vida.
Resulta agotador que en nuestras cabezas siempre tenga que ser todo para siempre y que existe un amor capaz de transformar en madera las cenizas. Pero, a veces, apetece fundir dos soledades en una sola y construir un mundo desde el principio, como si la historia no contase y el tiempo y el espacio no estuviesen ahí.

Quisiera decirte que todos los finales eres tú, no escribir cien veces un mensaje antes de mandarlo para acabar diciendo nada, decirte que estoy cansado de estrellar mi cuerpo contra tu ausencia y que del maletero reventado de mi vida sólo quedan cartas de amor sin entregar.
Se empezó a cumplir esa extraña teoría de que el amor son vasos comunicantes donde uno quiere y el otro se deja querer. Y yo, que tantas veces te esquivé, empecé a quererte. Vamos, lo normal.

Quisiera envolver mi tiempo en el papel de la alegría, envolverlo contra la humedad de las cosas que ya no pueden cambiar, y salir al mundo como la chica de la tarta y olvidar, por unos minutos, mi contrato a jornada completa con mis inseguridades.
No es que en mi cartelera solo proyecten "la historia del hombre que anochece", o que el mundo se haga el dormido y no me escuche, es solo que me parece que la felicidad es una pila recargable, y desde que hablé con ella no encuentro el ladrón.

Y aún así, me temo que lo importante nunca soy capaz de explicartelo. Pero echar de menos es renunciar al presente.
El día pasará y la vida seguirá, ganarán y perderán lo mismos, y quizás, si eres paciente (y te perdonas), la vida deje de ser ese autobús que se escapa justo cuando llegabas a la parada".

jueves, 24 de diciembre de 2015

Hoy la paz mundial es secundaria para mi.


 "Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera, no lo conseguiría, Que me encanta mirarte y que te hago mío con solo verte de lejos. Que adoro tus lunares y que tu pecho me parece un paraíso. Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento. Pero que te quise, y que te quiero, aunque estemos destinados a no ser".      Julio Cortázar
Pobre poeta endiablado, que ya conocía el significado del amor y le quitó la gracia a ese juego frenético que es el buscarle significado incluso cuando parece que no existe. Pero qué me van a enseñar a mi, que recién levantada, tirada en la cama retorciéndome de dolor, aunque sea Navidad, sin poder levantarme y únicamente con ganas de ver el mundo desde el cristal de mi ventana, si me dices que hay un hueco a tu lado, me inventaré una manera de volar hacia allá, aunque sea solo en sueños.
En ningún momento he afirmado que el amor sea posesión, porque eso no es amor, es necesidad, sin embargo, es bonito pensar que si te enamoras de una persona, una parte esa esencia se queda contigo, aunque sea solo metafóricamente, y puede que sea lo que me está pasando ahora, que te quiero, simple y llanamente.
¿Será, entonces, que el amor son metáforas que solo uno mismo entiende y sueños en una cama fría?
Podría estar días e incluso meses argumentando por qué el amor puede tener casi más caras malas que buenas, pero hoy no. Podría decirte que me da vergüenza admitir que hay días en los que no puedo mirarme al espejo, que aunque me adore, me tapo siempre en las fotos por miedo a descubrir que no soy como pienso, y que soy capaz de idealizar hasta a una roca, pero hoy no.
Hoy, ojerosa por estar cansada de dormir poco, floja por las cosas que solo las mujeres entenderían, y triste por echarte de menos a ti y a otros que ya no están, y a otros que ni si quiera estando están, te digo que quiero quererte, y que si para eso tengo que quererme a mi primero y siempre antes que a ti, lo haré, aunque a veces sea difícil y extraño, porque creo que mereces la pena. Que voy a luchar por lo que quiero llegar a ser y porque mis padres estén orgullosos de mi y porque un día me mire sin vergüenza ninguna y me quiera sana y plenamente.

Este es mi deseo de Navidad, porque nunca pido nada y me lo merezco: quiero llegar a ser feliz, y ojala sea contigo, y quiero no dejar de crecer nunca, que ser niña es un asco.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Mujer dormida

19:21

Me olvidé de vivir.

Tengo que empezar a aceptarme como soy.

Y es fácil de decir, lo hacemos constantemente, pero todos sabemos que es una serpiente que se muerde su propia cola y al final se devora a si misma.

Quiero ser libre y mía, quiero no pertenecer a nadie que no sea yo y crecer muchísimo, ampliar mis 
vivencias y aprender de ellas. Quiero fallar tantas veces como pueda, quedarme tirada en lo más profundo de esa espiral y llorar a mares, porque creo que soy increíblemente bonita cuando lloro por algo que me importa o me duele (porque los ojos que lloran son sinceros; las lágrimas si son el espejo del alma), para acto seguido levantarme y seguir cayéndome hasta aprender que las rocas del camino nos las ponemos nosotros mismos porque una línea recta era demasiado poco confusa como para ser una vida que vivir.

Soy la chica que nunca se fiará por completo de nadie, porque nunca confiaré en los que me miran a los ojos y son capaz de desnudarme sin tocarme.
Tengo que dejar de buscar la aprobación de los demás y empezar a comprenderlos mejor. Siempre he intentado imponerme ante todo, y de alguna manera desatar las cuerdas que nosotros mismos nos hemos atado al cuello, pero siempre está la mano que te ayuda y aprieta más el nudo: los que no te dejan expresar, sentir y vivir, los que nos imponen los cánones y las reglas a seguir y se aseguran de que ningún cordero salga del redil. ¿Cómo luchar contra eso, si incluso nuestros compañeros de rebaño nos callan?


Cuanto más veo, menos sé y más tengo que dejar ir, y creo que tampoco es esa la fórmula.

Quiero llegar a querer de verdad y que lo que me han enseñado no influya para nada: no quiero ser la sumisa ni la dominante, no quiero que una persona sea mi mundo ni enamorarme hasta morir por ello como Romeo. No quiero este amor enfermizo que nos venden los libros y las canciones de amor que nos hacen pensar en la persona amada hasta volvernos locos, ni quiero que me maltraten o me critiquen por una orientación sexual o por una forma de ser en la cama. Deseo que no me impongan un rol con mi pareja, que pueda ser como soy y que me acepten tal cual, que quieran a mis defectos como a mis virtudes y no intenten cambiarlos ni criticarlos, pero si discutirlos y estudiarlos para mejorar como pareja y como persona. Quería simplemente abrazar, no para sentirme llena ni completa, porque cada uno somos una única naranja, sino porque es un modo de descubrirse ante alguien y mostrarle que, aunque sea una posición vulnerable porque le estas mostrando tu corazón, puede acercarse, tocarte y que su olor te haga feliz. Tan simple como eso.
Y que si se acaba el amor, que por lo menos haya valido la pena coincidir.

Conseguiré amar con el corazón, el alma y la cabeza para querer mejor y de verdad.



(Y CUANDO DIGO “QUIERO”, ESTOY DICIENDO “VOY”).



20:36