jueves, 24 de diciembre de 2015

Hoy la paz mundial es secundaria para mi.


 "Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera, no lo conseguiría, Que me encanta mirarte y que te hago mío con solo verte de lejos. Que adoro tus lunares y que tu pecho me parece un paraíso. Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento. Pero que te quise, y que te quiero, aunque estemos destinados a no ser".      Julio Cortázar
Pobre poeta endiablado, que ya conocía el significado del amor y le quitó la gracia a ese juego frenético que es el buscarle significado incluso cuando parece que no existe. Pero qué me van a enseñar a mi, que recién levantada, tirada en la cama retorciéndome de dolor, aunque sea Navidad, sin poder levantarme y únicamente con ganas de ver el mundo desde el cristal de mi ventana, si me dices que hay un hueco a tu lado, me inventaré una manera de volar hacia allá, aunque sea solo en sueños.
En ningún momento he afirmado que el amor sea posesión, porque eso no es amor, es necesidad, sin embargo, es bonito pensar que si te enamoras de una persona, una parte esa esencia se queda contigo, aunque sea solo metafóricamente, y puede que sea lo que me está pasando ahora, que te quiero, simple y llanamente.
¿Será, entonces, que el amor son metáforas que solo uno mismo entiende y sueños en una cama fría?
Podría estar días e incluso meses argumentando por qué el amor puede tener casi más caras malas que buenas, pero hoy no. Podría decirte que me da vergüenza admitir que hay días en los que no puedo mirarme al espejo, que aunque me adore, me tapo siempre en las fotos por miedo a descubrir que no soy como pienso, y que soy capaz de idealizar hasta a una roca, pero hoy no.
Hoy, ojerosa por estar cansada de dormir poco, floja por las cosas que solo las mujeres entenderían, y triste por echarte de menos a ti y a otros que ya no están, y a otros que ni si quiera estando están, te digo que quiero quererte, y que si para eso tengo que quererme a mi primero y siempre antes que a ti, lo haré, aunque a veces sea difícil y extraño, porque creo que mereces la pena. Que voy a luchar por lo que quiero llegar a ser y porque mis padres estén orgullosos de mi y porque un día me mire sin vergüenza ninguna y me quiera sana y plenamente.

Este es mi deseo de Navidad, porque nunca pido nada y me lo merezco: quiero llegar a ser feliz, y ojala sea contigo, y quiero no dejar de crecer nunca, que ser niña es un asco.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Mujer dormida

19:21

Me olvidé de vivir.

Tengo que empezar a aceptarme como soy.

Y es fácil de decir, lo hacemos constantemente, pero todos sabemos que es una serpiente que se muerde su propia cola y al final se devora a si misma.

Quiero ser libre y mía, quiero no pertenecer a nadie que no sea yo y crecer muchísimo, ampliar mis 
vivencias y aprender de ellas. Quiero fallar tantas veces como pueda, quedarme tirada en lo más profundo de esa espiral y llorar a mares, porque creo que soy increíblemente bonita cuando lloro por algo que me importa o me duele (porque los ojos que lloran son sinceros; las lágrimas si son el espejo del alma), para acto seguido levantarme y seguir cayéndome hasta aprender que las rocas del camino nos las ponemos nosotros mismos porque una línea recta era demasiado poco confusa como para ser una vida que vivir.

Soy la chica que nunca se fiará por completo de nadie, porque nunca confiaré en los que me miran a los ojos y son capaz de desnudarme sin tocarme.
Tengo que dejar de buscar la aprobación de los demás y empezar a comprenderlos mejor. Siempre he intentado imponerme ante todo, y de alguna manera desatar las cuerdas que nosotros mismos nos hemos atado al cuello, pero siempre está la mano que te ayuda y aprieta más el nudo: los que no te dejan expresar, sentir y vivir, los que nos imponen los cánones y las reglas a seguir y se aseguran de que ningún cordero salga del redil. ¿Cómo luchar contra eso, si incluso nuestros compañeros de rebaño nos callan?


Cuanto más veo, menos sé y más tengo que dejar ir, y creo que tampoco es esa la fórmula.

Quiero llegar a querer de verdad y que lo que me han enseñado no influya para nada: no quiero ser la sumisa ni la dominante, no quiero que una persona sea mi mundo ni enamorarme hasta morir por ello como Romeo. No quiero este amor enfermizo que nos venden los libros y las canciones de amor que nos hacen pensar en la persona amada hasta volvernos locos, ni quiero que me maltraten o me critiquen por una orientación sexual o por una forma de ser en la cama. Deseo que no me impongan un rol con mi pareja, que pueda ser como soy y que me acepten tal cual, que quieran a mis defectos como a mis virtudes y no intenten cambiarlos ni criticarlos, pero si discutirlos y estudiarlos para mejorar como pareja y como persona. Quería simplemente abrazar, no para sentirme llena ni completa, porque cada uno somos una única naranja, sino porque es un modo de descubrirse ante alguien y mostrarle que, aunque sea una posición vulnerable porque le estas mostrando tu corazón, puede acercarse, tocarte y que su olor te haga feliz. Tan simple como eso.
Y que si se acaba el amor, que por lo menos haya valido la pena coincidir.

Conseguiré amar con el corazón, el alma y la cabeza para querer mejor y de verdad.



(Y CUANDO DIGO “QUIERO”, ESTOY DICIENDO “VOY”).



20:36

lunes, 30 de noviembre de 2015

Lunes, 23.46

Te quiero lo suficiente como para, algún día, llegar a odiarte.

Hace tanto que soy el mismo perro dando vueltas y vueltas para morderme la cola, que creo que en alguna de esas me caí y no me levanté; solo puedo lamerme las heridas y revolcar sobre mi misma. Ahora soy la chica que se oculta tras unas palabras bien escogidas desde la seguridad de su cama.

Quiero que me conozcas y mantenerme siempre en el anonimato, lo quiero todo y nada. Soy una estúpida ahogada en qué dirás y si te irás. No hay espacio para el vacío dentro de mi, y sin embargo siempre me falta algo: tu, yo, mis ganas, quién sabe.
Lo que yo digo, metáforas y mas adivinanzas. Siempre sostendré que quien tuvo suerte en este reparto fui yo y nunca al revés.
Sé que te escribo muchísimo, lo tengo mas que presente, pero de verdad que creo que un día de estos te esfumarás como lo hace un sueño de tu mente nada mas despertarte: de repente, y dejando una sensación que te llena y vacía a partes iguales: tan dulce como el momento antes de quedarte dormido y tan amarga como cuando huelo tu colonia y sé que no eres tu quien está pasando a mi lado.

Lo divertido de todo esto es que eres una meta difícil que rompió todos mis esquemas de actuación. Sabes que a veces me quedo estancada en el pasado, y es algo que intento arreglar con todas mis fuerzas, te lo juro que si, pero sigo buscando la seguridad que creía tener en las palabras bonitas de una boca mentirosa y el calor de unos brazos que no me sostenían, sino que me atrapaban.
No eres así, y aunque sé que es bueno, me confunde. Desacostumbrarse de lo malo es duro.
Es que imagínate cómo ha sido, que llegaste y te llevaste contigo hasta mi complejo de altura. Ahora, a pesar de medir un metro sesenta mal contado, me siento gigantesca cuando me rio como una niña de cinco años contigo. Irónico, ¿verdad?

Creo que te quiero lo suficiente como para tener miedo de que te vayas, de que sea demasiado intensa y te hartes como lo haría cualquiera. Porque no nos vamos a engañar, soy eso, un metro sesenta que se ríe de tus tonterías. Y sin embargo me prometí a mi misma que iba (y que voy) a ser algo bueno para ti, que te haga crecer pero que sigas siendo un niño. No puedo darlo todo, porque vacía no soy nada, pero si intento dejarte lo mejor que tengo, para por lo menos llegar a ser un recuerdo bonito, o gracioso, o algo, simplemente algo.

Querría quererme tanto como espero que lo hagan los demás, y tal vez ese sea mi error, esperar que me hagan polvo para después soplar. Hay que entender que al amor en libertad también le gusta la compañía.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Mi cama y sus historias

Si nunca te has visto dormido, ocupando la cama entera y casi tirándome de ella, soltando pequeños ronquidos en medio de la noche, con tu cuerpo buscando algo de aire porque soy incapaz de dormir destapada. Si nunca has visto lo que es tu brazo buscando mi cuerpo, tus tembleques cuando te quito la manta porque acostumbro a tenerla siempre para mi, mi cuerpo buscando el calor del tuyo, las maniobras para darme la vuelta y no despertarte o cuando simplemente te miraba y divagaba sobre tus sueños. Si no te has visto sonreír, no podrás entenderme.
Nunca te responderé a tus "¿qué?" cuando me quedo mirándote. Magia lo llaman. Absurdo. Es que tengo tantas cosas que no sé decirte que no encuentro un modo mejor de expresarlo que no decir nada y quedarme en silencio. Ojala algún día entiendas que mi manera de demostrar felicidad es mirar a los ojos sin temor a que me devuelvan la mirada.

Quiero aclarar algo, no estoy cayendo en el error de idealizarte, porque sé qué fallos tienes, y sé que la mayoría no se puede corregir. Estoy comprendiendo que se puede aprender de ellos, igual que yo aprendo de los míos. Estoy descubriendo que la timidez no me lleva a ninguna parte, que tomar la iniciativa no es malo, que sonreír es muy fácil, que la confianza se gana, cuesta horrores y da mucho asco, que no puedo pretender conocer a una persona si no me conozco yo primero, que es posible ser positivo en un mundo con tonos tan grises, y que me aterra quererte.
Siempre intento poner mi mejor cara de dolida e indiferencia o de enfado cuando intentas molestarme con un comentario, y sin embargo al final acabo no sé como pegada a ti riendo a carcajadas. Sigo intentando ser interesante para ti porque me he propuesto no aburrirte, quiero que mis padres y mi hermana vean en ti lo que veo yo y así dejar de sentirme tan incomprendida porque a veces ni sé ya lo que siento.
No quiero agobiarte, pero para mi ha sido siempre todo tan rápido que no conozco otra cosa, eso tendrás que perdonármelo. También que sea una angustias con todo, y un poquito llorona, que sea a veces tan pesadísima que hasta yo me doy cuenta.
Pero supongo que si no te has ido ya será que no soy tan mala como me decían.
Y si, te seguiré diciendo que tienes una sonrisa increíble, y unos ojos... En fin, realmente sabes todo lo que te quiero decir, te lo hayas creído ya o no, pero yo seguiré haciéndolo, y eso tendrás que perdonármelo también.



lunes, 16 de noviembre de 2015

El amor romántico y sus mitos

Publicación en: Tu Manifesto (Facebook)

Antes de comenzar, querría decir que soy una gran defensora del amor, los detalles bonitos y las cursilerías, pero comienzo a asustarme, porque parece que el amor que nos intentan vender no es tan verdadero como nos lo pintan. Hablo siempre desde mi opinión personal y mi experiencia, y si te sientes identificada/o con este texto, lo siento. Y eso es lo que vengo a reivindicar, más amor de verdad y menos cuentos.
Estoy harta de la maldad del mundo, de su aire viciado y su olor a cigarrillo, de sus barrios podridos y de los fantasmas de su gente (esas que, mas que personas, son bichos asquerosos con un disfraz de carne, como dijo Kafka).
Últimamente la maldad y la guerra le ganan terreno a la felicidad. Los inviernos son cada vez más largos, y las golondrinas ya no volverán a poner sus nidos en los balcones, porque la primavera pasada ahogaron a todos sus pollitos. Ese pobre artista trágico ahora se gana la vida robando, cuando no va drogado o borracho. Los niños ya no tienen inocencia, se la arrebatan nada mas nacer. Los jóvenes ya no se enamoran, porque el amor ahora se esconde en las alcantarillas, asustado por las bocas que lo nombran. Ahora se poseen, se anulan, y nace el mito del amor romántico y sus medias naranjas. Cuántas veces nos habrán vendido un futuro perfecto, ese “para siempre” que deseas oír salir de su boca, que hace que nuestro presente deje de ser ese regalo del que pocos disfrutamos, y pase a convertirse en un momento anulado por ese futuro no tan nítido ni tan inmediato como quisiéramos. Cuántas veces por esto mismo nos hemos visto anulados de nuestro propio ser porque en tu cabeza solo existe espacio para esa persona. Es como que tu corazón nació sólo para acoger a esa persona tan especial que te promete que el futuro cambiará, que todo estará bien y que el mal no existe si estáis juntos. Tantísimos “eres mío”, “mi pareja es mi vida”, “no soy nada sin él/ella”… Demasiada idealización y cuento hay hay metido. No pertenecemos ni nos pertenecen, porque podrías poseer aquello que conoces, y si alguien cree que se conoce, o que conoce a alguien, que haga un juicio de valores y me critique, porque nunca he llegado a entenderlo. He aquí mi duda, ¿idealización puede ser sinónimo de infelicidad? ¿Cuando esperamos demasiado y nos defraudan, te duele o aprendes?
En otro orden de cosas y siguiendo este razonamiento, ¿qué somos? Para la persona, poseedor o poseído, solo una armadura que destrozar, como diría una buena amiga, tan solo un cuerpo vacío, un simple objeto para hacer feliz al otro, cuando esta felicidad normalmente es inalcanzable, produciendo una desvirtuación del ser, convirtiendo al poseedor en un monstruo (sin autoestima, con ansias de poder, que en es se basa la posesión) que se come a este ser hueco, ente, por llamarlo de alguna manera. Por tanto olvidate de tu orgullo, que será el ser amado el que siempre tenga la razón, vaya a ser que lo pierdas. Y aquí viene la perlita, la frase estrella: “Pero, si te hace daño, ¿qué haces con él/ella? ¿Acaso no lo ves?”. Queridos lectores, no somos estúpidos, claro que lo vemos, pero llega un momento que es tal la abstracción y la necesidad que te llega a dar igual (habla, por desgracia o por fortuna, la voz de la experiencia). Pondré un ejemplo para ilustrarlo: imaginaos que vuestra vida pudiera esquematizarse con fotos en una pizarra: aparecerían tus amigos, tus hobis, tu familia, tu mascota… Y tu, en todo el centro, que es quien importa. Pues bien, a medida que este proceso avanza, hablando de relaciones tóxicas idealizadas por la idea del amor romántico, esa persona que ocupa todo tu tiempo va cogiendo esas fotos y rompiéndolas una por una, a veces te das cuenta, otras no, y al final eres tu mismo quien rompe las fotos, ¿no parece irónico? Te obliga, de alguna manera a quererle, te convence de que entiende tu sufrimiento, te promete que terminará con todos los monstruos del mundo, con el hambre y las guerras también, el único requisito es que no te vayas, nunca.
Chirriante. Acabas de firmar tu sentencia de muerte.
Y llegamos, para mi, al peor bulo, mito o cuento sobre el amor romántico: las medias naranjas. Pensemos un poco, si ya de por si es complicado soportarse a uno mismo en un buen día y mas aún en uno malo, ¿porque tenemos que nacer pensando que somos la mitad de un todo que se fragmentó y perdió, y que nuestra vocación debe ser intentar encontrarla y unirnos para completarlo? ¿Qué locura es esa? Si cada persona es un mundo, y cuando dos mundos se unen, se destrozan para crear algo nuevo. No me habléis de mitades, que suficiente tenemos ya con los fragmentos que vamos perdiendo por el camino.
Menos mal que hemos conseguido curarnos.

Y el amor llegó, e hizo que la maldad y la guerra se acostaran con la paz. Los inviernos aún siguen siendo largos, pero ya no nieva en los picos de la montaña. Nuestro artista ahora es un pobre enamorado, y Cupido dispara a sus anchas, a ver si hay suerte esta vez. Los niños siguen buscando su inocencia, pero al menos llegan al mundo llorando porque es el sentimiento más puro y sincero que existe, y qué mejor que sentir intensamente. El amor sigue confuso, porque ahora se comparte, se tira, o arde en una sola noche, porque el amor es correr en sentido contrario a tus cicatrices. Joder, ahora merece la pena vivir, y lo haría solo por verte pasar por mi cama.
Eso es para mi el amor. Esto es lo que me hace sentir. Cura mis inviernos y amansa mis primaveras y sus tormentas, llevándose consigo mis miedos. Ahora el artista soy yo, y me enamoré de la vida, aunque aún me dura la resaca. 

domingo, 1 de noviembre de 2015

Por culpa de la poesía

Septiembre y sus finales nos traerá nuestros principios. Eso diría un poeta, y seguramente solo él lo entendería.
La poesía es solo una enorme mentira, pero qué bonita es. La lluvia te hace sentir aquello que parecía dormido, ¿acaso no es eso más poesía que la propia poesía?
Solo quiero ser lo que te escribo, lo que quiero decir sin decirlo (que es, corazón cobarde, que quiero que alguien llegue a sentir como yo lo hago, de la manera más pura y más bonita que conozco, con lágrimas en los ojos, muchos mocos y una sonrisa estúpida en la cara, porque así es como quieren los niños pequeños, sin prejuicios y con todo su corazón). Que me quieran de verdad, a pesar del frío y la lluvia y más allá de lo que dejo ver de mi.
Volver a confiar en alguien es aterrador, sobretodo en un periodo tan corto de tiempo, pero no es culpa mía, lo juro, es que a mi corazón le vuelven loco los ojos bonitos como los tuyos, los más sinceros que ha visto en mucho tiempo, y no tiene nada mejor que hacer que salir corriendo detrás de ellos, siempre intentando agradarles, y dejarme aquí con un hueco tan grande que no sé ni que hacer con el.

Ahí fuera esta tronando, y parece que algo se ha roto aquí también. He recuperado a mi musa.

Sé que eres causa y efecto, que apagas y enciendes la llama cuando te da la gana, y eso cariño, quema el doble. En realidad todavía no sé quien eres, pero cuando vuelvas a casa, piel con piel, mente con mente, escarbando en ti profundamente, como se descubren los diamantes, voy a intentar averiguarlo. Quiero que no te arrepientas de mi, y en definitiva, quiero ser algo más que una silla ocupada en una clase enorme donde nadie se entera de nada (y sé que odias que piense así, pero con los tiempos que corren, no hay forma de cambiarlo).
Sigo sin entender el por qué de este miedo que tengo a que te vayas y te lleves contigo todo lo que doy y te daría si me dejases. El cielo es algo parecido al olor de tu tabaco desde que llegaste.



domingo, 25 de octubre de 2015

Cuando lo lea, sabrá que de quien hablo es de él, así que gracias.

Si, he estado pensando: vivimos sin futuro.
Eso es lo sorprendente: con las narices apretujadas contra una puerta cerrada. Pero, ¿sabes qué? Creo que vivimos demasiado preocupados, siempre estresados por lo que será o no, por lo que vendrá o se ira.
Qué manera mas tonta de sufrir, ¿no? Yo creo que es más fácil que eso, la mejor manera de predecir el futuro es crearlo: ser feliz cuando te pilla lloviendo en la calle sin paraguas y acabar empapada hasta las bragas, llorar muchísimo para limpiarte por dentro, pero lo más importante es sentir intensamente, que no te vayas sin haber querido de verdad o sin llorar de risa porque tu amigo se caiga en la calle.
Desde que llegaste... Eso es lo que siento, que el corazón se me sale, y quiero decirte tantísimas cosas que acabarías queriendo huir de mi para no escucharme mas.

Me dice que soy preciosa, y juro que lo niego siempre solo para que vuelva a decírmelo, porque de verdad que no me cansaría de escucharlo.

Pero es el silencio antes de una frase o la palabra decisiva, la mirada antes de comerte a mordiscos o a besos, o los dos a la vez, que te sientas cómodo en mi cama e incluso pongas los pies en la pared, (como en tu casa, vaya), que tu pecho sea mi almohada perfecta, que esté en mi casa en chándal, o en bragas, con un moño y sin maquillar, y que aún así no salgas corriendo, sino que te quedes mirándome, como si todo fuera natural...
Eso es lo que a mi me hace feliz, que pueda ser la niña que soy realmente pero contigo, y de verdad, te lo prometo, no podría ser más feliz de lo que lo soy ahora.

Así que gracias, por ser mi inspiración y mi mayor dolor de cabeza, por regañarme cuando tengo un mal día y abrazarme tan fuerte que me taladres hasta el alma. No te haces una idea del bien que me haces, y creo que nunca podré devolverte la felicidad que me has traído.

Cuando leas esto, estoy segura que sabrás que va dirigido para ti, así que ojalá te sonrojes como lo hago yo, y tengas tantas ganas de verme como las que tengo yo de verte a ti.

domingo, 18 de octubre de 2015

No somos el espacio que ocupamos.

No somos un cuerpo, ni una talla. No somos los kilos de más ni de menos. No somos nuestros vicios, ni los mal tratadores, ni los maltratados. Tampoco un mal día, y menos aún, uno bueno. No me definen las palabras, ni las tuyas ni las mías, y tampoco los ojos que me ven. No soy tu chica, ni tu niña, ni tu nada. (Vaya, ni la tuya ni la mía). No somos nuestros miedos, cariño, ni nuestras marcas, somos lo que callamos y demostramos ser.
Prefiero ser LA sonrisa. Quiero decir, ese.. impulso que te lleva a abrazar a una persona, o la curiosidad por la que te giras para mirar a alguien (el culo, la vida, que mas da). Quiero ser una sonrisa reflejada en mil espejos, que aunque se rompan, porque siempre se rompen, siga quedando algo bonito de mi. Quiero que cada persona que me conozca se quede con algo mio (mi colonia, o un cachito de mi corazón, que para eso lo tenemos).
Querría ser una foto de la sonrisa con la que me levanto después de soñar contigo. Esa sonrisa, congelada en el tiempo. Así querría que me definieran.
¿Espectadores? El consuelo de los tontos. No me cansaré de decir que cambiamos, y sin embargo, dejamos que otros sean los dueños de nuestras vidas. Y nosotros dentro, mirando, arañando cada nervio, cada segundo de tu vida creyendo que la controlas cuando es ella la que te controla a ti. Menudo mundo de locos.
Lluvia, la puñetera tormenta que te cala hasta los pies, eso seremos.

Aquí fuera sigue lloviendo y haciendo frío. Las nubes van y vuelven. El sol a veces calienta y otras desaparece. Y tu estas aquí, aún no sé donde, pero conmigo, y la vida es un poquito mejor desde entonces.

martes, 13 de octubre de 2015

Lo imposible, a veces, también es necesario.

Querría saber hacer poesía, y así describirte, describirme, lo que sea que ahora ha ocupado el vacío, aunque sea imposible.
"No cambies nunca, te dije una vez, y lo he pensado miles. No cambies, que a mi ya me has cambiado para bien y para siempre. Que haces de mi la mejor versión de alguien que solo quería ser feliz y ahora lo es en los encuentros y en las esperas."
Sigo pensando que es injusto despertar sin ti. Que todos los lunes son raros, huelen a martes si no vienes. De tanto hacerme reír acabarás con mi prestigio de exsuicida. El mundo tolera dictadores, pero no poetas felices.
A veces no entiendo nada del mundo alrededor. Se creen gigantes los enanos y los payasos te dan ganas de llorar. Y eso que haces con las pestañas que me huracana la sangre, eso que haces sin querer y borra vientos, eso tampoco lo entiendo.
Estaba llena de curvas por fuera y de precipicios por dentro. Cuando no estas, dejas un vacío en el que cabe todo lo demás y sobra espacio. Soy solo la mitad de la mitad de la mitad de alguien que supo ser feliz enteramente, lo demás anda buscando mi sombra, pero no la encuentra. Se fue pegada a tu espalda. No la culpo, solo le tengo envidia.
No te equivoques, sigo creciendo, pero aún no sé escribir sobre la felicidad, ni confiar en nadie que no sea yo. Es culpa de este corazón, o parte de él, que se vuelve loco cuando lo nombran.

sábado, 10 de octubre de 2015

Lluvia, truenos... Primavera

Sé el miedo que da abrirse. Sé el miedo que da pensar que con un par de palabras pueden robar tu corazón, y que pueden desarmarte con solo una mirada.
Sé lo que es que tus palabras se queden atrapadas en tu garganta porque tienen miedo a sonar tan reales que te asusten.
Todo el mundo se merece a alguien que le cale tan hondo como su canción favorita.
¿Soy yo quién nace o quién tiembla? ¿Quién espera o quién duerme? Hablo, y la luz avanza. Las estrellas se apagan. Ah, ya no me veo.
Somos globos llenos de sentimientos en un mundo de alfileres.

Algo que todavía no entiendo es esta necesidad de escribirte y de explicar por qué mi corazón se salta un latido cada vez que me miras.
Dicen que cada persona en un mundo, con sus cositas y sus manías, con mas cosas malas que buenas, y yo solo pienso en recorrerlo lunar por lunar hasta aprendérmelos.
Quiero disfrutar de tus ruinas y derrumbarlas después, que seas la mano firme que me enseñe a quererme por encima de ti y que me sujete cuando no pueda mas. Querría saber explicar esto que necesito gritar a viva voz y no puedo. Puñeteros poetas.
Quiero que seas un mundo en blanco, como yo, siempre nuevo en todas partes, siempre expectante, cambiando. Que seas como eres, pero no mejor, que si me pierdo no sabré encontrarme.

Vuelve el miedo. Sigo en blanco. Es todo tan... bonito, raro. ¿Y mi musa?

Mariposas convertidas en fuegos artificiales, dinamita, con la mecha encendida. Es... ¿Cómo explicarlo sin caer en el error de intentar describirte? (porque, sinceramente, no puedo). Sería algo así como una mirada llena de vida, unos ojos que llevan encima todo lo que el alma olvida y se llevan todo consigo. Te devastan, te duelen, te conocen. Tu espejo. Si te vieses como te veo yo...


domingo, 4 de octubre de 2015

Fluir

El que no lo haya sentido nunca no podrá entenderlo. Es como que se te eriza el corazón: te duele pero vuelves a por mas. Eso sería el amor: una puñalada que te hace cosquillas. Aunque no tiene sentido intentar materializar algo que ni tus latidos, ni tu sudor, ni tus gemidos pueden explicar.
Solía tener la manía de decir te quiero, siempre antes de tiempo y en cualquier lugar. Tal vez siga siendo así. Tenia las piernas infinitas, siempre abiertas a las visitas, y unos labios sellados que no se dejaban besar. Tenia un corazón blindado, un cuerpo demasiado usado y un corazón que tartamudeaba por un amor sin estrenar.
Siempre fui la tercera de alguna otra mitad extraviada, e incluso de mi misma, porque antes estaban los demás. 
Huir, hasta que no me reconocieses y me fallasen las piernas, hasta quedarme sin ganas y sin ideas. Esa era yo. Y quien dice huir, dice correrse, porque el sexo sin amor también existe.
¿Será la manía que tenemos de intentar llenarnos con los demás lo que nos hace tan infelices? ¿O tal vez sea el repartir pedazos de nosotros para reconstruir puzles a los que les faltan mil piezas? 
Es la historia del sol y la luna, siempre corriendo, siempre por detrás, siempre infelices, hasta que llegaba el eclipse. Y fluían, y eran uno hasta volverse a encontrar.
Es terrorífico, porque esta vez no quiero fallar, pero ¿cómo unir dos mundo sin que se destrocen mutuamente?
Esta vez me da igual, destruyeme y permíteme reconstruirte. Déjame equivocarme y enamorarme, que nunca me había querido tanto.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Desorientación.

Me encantaría describir el escalofrío que recorre mi cuerpo cada vez que (te) sonrío, porque ahora mi corazón es un tirador que refresca a todo aquel que se pone a su vera.
Me quedo en blanco, y tengo miedo.
Tengo miedo de olvidar lo que fui y desaprenderme, y una vez mas, caer y volver a creer en promesas y cuentos de princesas estúpidas y estereotipadas, y convertirme en una de ellas.
¿Cómo avanzar sin vaciarme y perdernos en el intento?
Porque es cierto, el pasado son las lecciones que aprendemos, no son personas, no son sueños cumplidos, es aquello que nos hace crecer. Aunque antes hay que romperse en pedazos.
Y esa soy yo, yo no arreglo ni pego los pedazos, porque siempre sobrarán piezas en el espejo roto del alma. Solo destruyo. Rompo cada muro y cada barrera, borrando todo escondite a tus pesadillas, e iluminando el vacío que dejan tus monstruos cuando te han devorado entero.
Saco la bandera blanca. Nos rendimos. Toca despertar.
Romper tabúes, sonreír a aquellos que te miran mal y a tu reflejo, aunque este te haga muecas. Buscar el amor propio en camas ajenas, o en la mía. Llorar de pena y de risa. Soñar. Vivir, aunque te levantes con el pie izquierdo, porque del mismo modo que no hay arco iris sin tormenta, no hay oportunidad para quien no sufre.
No entiendo porque solo me inspiro cuando estoy triste. Me da pena. ¿Me estaré perdiendo a mi también?
Querría que estuvieses aquí, y lo peor es que no me da miedo el hecho de echar de menos, porque de algún modo soy yo cuando estas tu. ¿Dónde estas puñetero karma? Me siento vacía sin ti. Hay demasiada luz, y me siento desnuda en medio de mucha almas.


viernes, 18 de septiembre de 2015

Pétalo a pétalo, acabó memorizando la rosa.

¿Qué mejor forma de comenzar una primavera que lloviendo?
Pero no una lluvia torrencial. No hay truenos ni relámpagos, solo lluvia, de esas que te limpia el alma y el mal genio, que te hace olvidar que tu no abrazabas, tu taladrabas el alma (y no, no hay nostalgia). Borré las cicatrices que dejaste en mi para poder crear otras nuevas.
Es tiempo de evolución, y cada latido me dice que un nuevo día se acerca, aunque es posible que persistan los nubarrones.
Ya no te quiero, mi amor, ahora me quiero.
Pero si esto que siento no son mariposas.. Será la primavera.
Que extraño se me hace esto de ser feliz. Aunque sin duda lo peor es sonreír al imaginarme besando una sonrisa ajena y descubrir unos ojos que te miran cuando creen que tu no lo haces. Es curioso volver a manías antiguas, verse reflejada en otro espejo que no es el tuyo, y no sentirte desnuda ni desvalida, sino segura. Algo así como... ¿querida?
Que grande me viene todo esto, cuando las mariposas se reproducen sin parar, y mas que una caricia agradable, parece una jauría de leones hambrientos.
El amor, qué gran metáfora sin sentido.
Es tiempo de crecer y quererse. Mirarse y sentirse orgulloso de uno mismo, porque un día mas le has ganado a la tristeza y al karma, y aquí sigues.

El peligro de sentir de verdad en un mundo de mentira. Al fin y al cabo, algunos tienen un alma demasiado bonita para este mundo de mierda, el cual recorrería hasta el final de sus días, pero siempre de tu mano, siempre al pie del cañón.
No la sueltes.
Pétalo a pétalo se acaba memorizando una rosa. Y tan inhibido lo tenia su fragancia y su reflejo, que cuando por fin tuvo una en su mano, la deshojó y dejó en el suelo.
Solo se escuchó: - mentirosa.
¿Acaso es eso? ¿Somos juguetes de nadie y dueños de todos?
Qué vacío tan intenso, si hasta parece haberse tornado en emoción.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Bienvenida, primavera.

Tráeme un héroe, y te escribiré una tragedia, porque allí donde terminaba tu mirada, comenzaba el frío.
Caballeros, con armadura contra el invierno y dispuestos a luchar con dragones y brujas, que mirarán dentro del armario y debajo de tu cama, para después meterse en ella dispuestos a todo y a nada.
 No, gracias.
¿Qué estabilidad voy a encontrar en mi misma, si solo me cruzo con jinetes errantes?
Del mismo modo que el cielo necesita el mar para tener un horizonte, yo necesito un punto de inflexión que me aparte de este vacío por el que a veces me precipito, y si no me das la mano, aprenderé a volar (aunque sé que hace tiempo ya que no me la tiendes).
Ya no me da miedo el vértigo.
Ya no hay invierno, ni nieve, ni frío.
Me liberé de mis cadenas, dejé de ser sumisa, dejé de ser el artista trágico y enamorado de mi resaca. Ya no me compadezco, y por fin comienza a oler a azahar.
Bienvenida, primavera, no sabes cuanto tiempo llevo esperándote.

Por fin mi vacío se disipa, y ahora solo queda el miedo a lo desconocido. Las mariposas ya no lo son, ahora simplemente son polvo flotando en un vacío que comienza a llenarse. Ya no hay amor, no hay miedo ni rencor, queda una luz tenue, que cada día crece mas y mas. Algún día le pondré nombre.
La parodia del algo que se crea de la nada y a si mismo. Suena tan tonto que hasta parece tener sentido, pero es una sensación tan cálida que podría quedarme aquí a vivir, aunque solo sea por un tiempo.
Gracias por ser un idiota, y por permitirme serlo.
Por favor, no te extingas. Arde conmigo.





miércoles, 2 de septiembre de 2015

Prometo estarte agradecida.

Estoy harta de la maldad del mundo, de su aire viciado y su olor a cigarrillo, de sus barrios podridos y de los fantasmas de su gente (esas que, mas que personas, son bichos asquerosos con un disfraz de carne, como dijo Kafka).
Últimamente la maldad y la guerra le ganan terreno a la felicidad. Los inviernos son cada vez más largos, y las golondrinas ya no volverán a poner sus nidos en los balcones, porque la primavera pasada ahogaron a todos sus pollitos. Ese pobre artista trágico ahora se gana la vida robando, cuando no va drogado o borracho. Los niños ya no tienen inocencia, se la arrebatan nada mas nacer. Los jóvenes ya no se enamoran, porque el amor ahora se esconde en las alcantarillas, asustado por las bocas que lo nombran.
Ya, por poder, no podemos respirar, querer, ni si quiera opinar.

Y de repente, como una luz al final del túnel, llega esa chica con la falda mas corta de lo que debería. Si, ella, la que se contonea por la calle Amargura. Su cintura te hipnotiza, y tu no puedes hacer mas que seguirla. Se llamaba Esperanza.
Y llegó, e hizo que la maldad y la guerra se acostaran con la paz. Los inviernos aún siguen siendo largos, pero ya no nieva en los picos de la montaña. Nuestro artista ahora es un pobre enamorado, y Cupido dispara a sus anchas, a ver si hay suerte esta vez. Los niños siguen buscando su inocencia, pero al menos llegan al mundo llorando (y, según ella, es el sentimiento más puro y sincero que existe). El amor sigue confuso, porque ahora se comparte, se tira, o arde en una sola noche (porque, para ella, el amor es correr en sentido contrario a tus cicatrices). Joder, ahora merece la pena vivir, y lo haría solo por verte pasar por mi cama.

Ella eres tu. Esto es lo que me haces sentir. Curas mis inviernos y amansas mis primaveras y sus tormentas, llevándote contigo mis miedos. Ahora el artista soy yo, y me enamoré de la vida, aunque aún me dura la resaca.

sábado, 29 de agosto de 2015

Al futuro

Llegará el día que no tenga miedo a abrir los ojos dentro del mar de oscuridad en el que me zambullo cada vez que respiro. Será ese día en el que cuando me mires y me vea reflejada en ti, no tendré miedo de que me descubras, y será solo un día cualquiera en el que salte por todas partes y sonría, sin ninguna objeción. Ojala me quieras libre, que la luna me sabe a poco.
Ojala un día te rías contándome que no has dormido en toda la noche porque has estado pendiente de que no me falten besos, para sonreír incluso dormida, porque eso significará que no he dormido sola, que me has protegido de los monstruos y las brujas, que estoy a salvo de mi, de ti y del mundo.
Ojala un día me digas que no te doy miedo, que todos tenemos días malos. Y entonces me miras, y me dices que los ojos tristes son más sinceros y bonitos que unos que nunca han visto llorar.
Sería gratificante saber que puedo llorar y gritar y que no saldrás corriendo, sino que te quedarás conmigo y simplemente me mirarás, como sé que lo haces cuando crees que no me doy cuenta, y me calmarás. Entonces el mundo volverá a girar para tener sentido, porque tu giras con él.
Quiero ser feliz conmigo misma. Quiero vivir, no puede ser tan difícil.


Una pena que sea mentira, una ilusión lejana de esperanza. Mas divagaciones.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Llorar hasta secarnos, reírnos hasta volver a mojarnos por dentro.

La parodia de como recibir sin merecer. La ironía de estar rota y querer arreglarlo todo.
Parece triste, pero es peor.
Vivir engañando a tus seres queridos, con una sonrisa de oreja a oreja permanente, y ahogar a tu almohada en lágrimas cuando te quedas sola. Intentar expresarlo, y contenerte por miedo a que sea contagioso.
Que te coma por dentro... Que te desgarre como un perro hambriento, y aún así levantarse, mirarte al espejo cada mañana y decir: "un día mas y aquí sigo, yo gano".
Este sentimiento de soledad absoluta que te hace creer que de verdad nadie podrá querer lo que hay dentro de ti porque es todo fachada. Realmente todo esta en ruinas.
Mirar y ver sonrisas vividas y preciosas, y llegar a sentir envidia de ellas, porque esa es tu máxima aspiración: sonreír, y que no sea por compromiso. Creer que no puedes querer porque tienes el corazón tan podrido que ni los gusanos podrían vivir ahí. Llorar hasta quedarte sin tus demonios interiores.
¿Qué te queda, cuando ni si quiera te tienes a ti mismo? ¿Cómo hacer que esos gusanos se conviertan en mariposas? Y mas importante aun, ¿cómo hacer que sobrevivan a tu invierno?

A pesar de la hipotermia, quiero diciembres contigo.

lunes, 29 de junio de 2015

Miedo

A veces, te das cuenta de que todo el mundo cree saber quien eres, y ese saber implica una posesión de secretos y recuerdos que, a la larga, te destrozan. A veces, ves complicidad, escuchas palabras de cariño. A veces te mienten, Te mientes. Te destrozas.
Y tu, como un camaleón, te adaptas, cambias según quieras o te convenga ser. Y al final, nadie sabe nada de ti, y tampoco les importa. Solo eres un eslabón más de la cadena trófica. Solo eres una mísera serpiente, que se arrastra, respira, traga y calla.
¿A quién vas a importarle, si incluso las palabras de amor se te atragantan?
Y es extraño, porque cuanto más sabes de ti, más te asustas. Y te preguntas, ¿qué es mejor, estar vacía, o que lo que esté dentro de ti dé miedo? Es decir, ¿qué es mejor, llegar a no sentir nada en absoluto para no hacerte daño, o sentir para no hacer daño?
¿Por qué dejo que me influyas tanto? ¿por qué te dejé escarbar tan hondo? ¿Por qué me rompiste?

Preguntas eternas. Respuesta: ninguna.

Lo curioso de todo esto, es que tal vez me guste, porque el hecho de preocuparme implica que tiene que haber algo ahí dentro. Es posible que no te haya perdonado, y que te odie, y que me culpe a mi misma por sentir esto, pero maduré. Sé que soy una persona, y no un monstruo. Sé que estos no viven debajo de tu cama, ni en el fondo del armario, sino que, tal vez, los creamos para no estar solos cuando todo está a oscuras. Porque es mejor creer que hay algo, que saber que estas completamente solo. Vacio.
Y que peor sensación, que creer que si alguien te conoce, pueda ser arrastrado al sin sentido que es tu vida, y que se lo lleve como la corriente de un rio desbordado en primavera, alejándolo... hasta perderlo.
Este es mi miedo, si te pierdo a ti, ¿qué me queda, aparte de mis preguntas sin respuesta, te quieros vacíos?
Si, suena tan tonto como parece. Serán solo divagaciones.



domingo, 7 de junio de 2015

"Soy la canción más triste de toda la historia".

"Mi bandera blanca es mi piel desnuda, y hace tiempo que no paso frío. Quien me conoce sabe que no es fácil hacerlo, por eso, los pocos que lo consiguen se quedan para siempre. Del mismo modo, tengo que confesarte que te he olvidado, que aquí ya hace tiempo que es primavera, aunque haya días de lluvias torrenciales - y quién lo diría, amor, con esta vida que llevo tan llena de tropiezos."
Una vez el tiempo se paró por nosotros, ahora es todo cuesta abajo, es una caída empinada y sin frenos, y, en el fondo, sólo puntiagudas piedras riéndose de ti al ver como poco a poco te desintegras,
te destrozas,
y ardes.
Para cuando llegas abajo, eres únicamente un despojo humano, como quien es destrozado por palabras crueles de una mujer despechada, o por miradas hostiles de aquellos que te miran al pasar. Como quien fue abandonado por su musa, con una nota de despedida en la almohada tras darte la noche de tu vida.
 La oscuridad, entonces, pasa a reordenar los mueble de tu dormitorio, y tus ojos comienzan a olvidar la luz. Y vives allí, en aquella esquina, junto las arañas y las pesadillas, mientras eres barrido como polvo por el tiempo. A veces te permites creer, en lo que sea, pero, por miedo, vuelves a cerrar los ojos, y dejas que los monstruos de tu oscuridad se ceben contigo.
Si las personas fuesen edificios en construcción, yo me derrumbé, ya no recuerdo cuando. Hay escombros. Muchos escombros. Soy la canción más triste de toda la historia.
Pero de todo se sale, o eso dicen. Queda aún la posibilidad de incorporar ese dolor en ti, y hacerlo tuyo, y convertirlo en flor. Pero aquello que nace del dolor es débil, e incluso la flor más bonita se marchita con el paso de un huracán, que es la vida.
¿Deberíamos enseñar, entonces, a vivir para sufrir, o vivir con el único propósito de sobrevivir?
Ambos igual de deprimentes.
¿Por qué no solo vivir por vivir? Que la vida puede ser amarga y dulces, puede ser sonrisa o tristeza, pero desde luego, si no hubiera altibajos, significaría que estas muerto. Muerto en vida. Qué muerte tan cruel.
Serlo todo, sin aguantar el peso de nada, caminar descalzos por la vida como si esta no fuera a derrumbarte nada mas le des la espalda. Dejar de buscar tu media naranja para comenzar a besar sapos, y con suerte, llegar a darte cuenta de que ninguno de ellos llegará ser un príncipe, y que, de serlo, solo conocería esa vida encharcada, sucia y repulsiva.
Para dejar de ser solo una canción triste, y llegar a convertirte en la canción más bonita, y más triste, que jamás habría escuchado.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Diminuta, como el punto de la i


Yo, que siempre pestañeo cuando pasan estrellas fugaces, que lloro viendo anochecer en el mar, que tengo el corazón en dos por cuatro y un silencio entre los labios; que temo mas a la oscuridad que a los monstruos que hay en ella, y en mi, que no pertenezco a ningún lugar porque abandoné mi casa para cohabitar con mi existencia y debo mil facturas; que no confío en quien me quiere, por no salir de mi rutina. Yo, que curo al alcohol con mis heridas, que nunca aprendí a ser feliz más allá de mi misma, que me resulta imposible mirar a otros ojos mas de tres segundos porque me aterra ser descubierta. Yo, que no sé mentir, pero desconozco cuando digo la verdad. Que echo de menos mi futuro, y así con todo, que soy tan minúscula como el punto de la i y prescindible como una exclamación de apertura, que te quiero más, pero siempre después de ti. (Yo, que buscaba respuestas, cuando descubrí que tenia todas las preguntas).
Soy como aquel náufrago, que confundió las nubes del horizonte con la tierra firma, y creyó ver amor en aquellos ojos repletos de pestañas arqueadas. Y no eran más que nubes.
Soy aquella que puede darte todo, mi tiempo, mi pasado y mi futuro, y no me arrepentiré. Pero eso nunca basta, del mismo modo que no me basta que me des todo lo que puedas darme, porque solo en la aritmética el dos nace del uno más uno.
Tú, que siempre fuiste mi espejo, que para verme, tenía que mirarte y perderme en ti, y dejar que me engulleras el alma como si de una pesadilla se tratase. Ahora estoy ante ese espejo, interrogándonos cada uno a nosotros mismos, ya no mirándonos entre nosotros, ya no desnudos para el otro.
Ya no te amo, mi amor, como dijo Cortazar.
Siento haberte decepcionado, por no esperar nada de mi misma, por no tener un proyecto de futuro, y por no poder serlo, por no poder cuidar ni de ti, ni de mi, por romperme en pedazos a cada paso que doy, por regalar mi corazón a cualquiera que lo quiera, para después estampárlo contra la pared más cercana, y devolvérmelo con una sonrisa torcida y un "lo siento" entre los labios. Por creer en verdades precarias, y dejar mis promesas a medias, por ser una niña triste, y ser feliz mientras lo soy, por tener el alma medio marchita y pensar que estamos solos en el mundo.
Pero cariño, yo soy la que va siempre en bragas, que se sabe las canciones de memoria y las baila como si la vida me fuese en ello, a viva voz. Que no tengo vergüenza a mostrarme como soy, que soy feliz con detalles tan estúpidos como un "buenos días" de un amigo. Que doy mi corazón a quien se lo merece, que no juzgo, aunque si sea juzgada. Que vivo y dejo vivir, que sonrío cuando puedo y lloro por los dos. Que me preocupo por los demás más que de mí misma. Que soy feliz, cuando otros lo son por mi.
Soy yo, hasta mis últimas consecuencias, y lo siento.





lunes, 18 de mayo de 2015

Mis pequeños demonios


No estoy segura de querer que me recuerdes, o de querer recordarte. Lo único que sé es que no me recuerdo antes de ti. Dejó de existir un antes, para existir un ahora, pura decadencia en espiral, días y días que pasan tan rápido que por pasar, ni los veo, y yo estoy ahí, en medio de la corriente, pero no esa corriente que tanto describe Nietzsche, a mi no me arrastra, pero noto cada uno de los segundos que se escapan de mi mano, pasando por mis dedos, y que simplemente acaban cayendo en el olvido.
Triste y puñetero karma, creo que cada día nos entendemos mejor. Tan cruel, tan calculador.. cada día me gustas más.

Es triste darse cuenta de que, cuando caes en las garras del amor, no entiendes el significado de las canciones, sino todo lo contrario, los mitos se caen como pesadas piedras sobre tu pecho, oprimiéndote, angustiándote, matando todas las mariposas que habían sobrevivido al inverno pasado, dándote una falsa sensación del calor que debería llenar todo tu ser, de la sensación de tener miles de hormigas caminando sobre tu estomago desnudo, y quedándote... totalmente vacío. Ese vacío aterrador, del que cuando te miras en él, este te devuelve la mirada, fría, desoladora; que te hace sentir totalmente solo en el mundo, como si solo existieras tu y tu más absoluta tristeza y añoranza. Tu, y tu miedo a que te conozcan y huyan, aterrados de lo que creen conocer de ti. Tu y tus demonios.

Pero no todo es tan malo, no se está realmente solo en la soledad, del mismo modo que no siempre te sientes acompañado cuando estas rodeado de persona, o de máscaras de estas. Por suerte, o por desgracia, te tienes a ti. Soy de los que opina que solo nos llegamos a conocer realmente cuando estamos solos, aislados, y no existen interferencias entre la persona y el pensamiento, y eres solo tu, cuerpo y lo que no sea cuerpo, en esa eterna lucha por no redimirse frente al otro, como si corazón y mente pudieran tomar caminos distinto, y aún así llegar a ser una misma cosa.
Ni tan racional, ni tan pasional, el hombre es un artista trágico que aprendió a escribir el guión que más le convenía. Aunque sea un hombre roto, un náufrago en medio de un mar enfadado consigo mismo que solo puede romperse en la orilla para volver a renacer.. ¿Qué será de ti, puñetero actor, en este mundo de locos?